Domingo de Rastro para seguir practicando con mi nueva cámara.
Contrastes rítmicos en las ajetreadas calles Madrileñas.
Arriba tradición aborigen: dijderidu.
Cuenta la leyenda que tres hombres acampaban a la intemperie en una fría noche en el continente australiano. Necesitaban madera para hacer una hoguera; uno de ellos encontró un tronco de Eucalipto y vio que las termitas lo habían ahuecado y cubrían la rama por fuera. No quería tirar el tronco al fuego puesto que las termitas morirían abrasadas, así que fue cogiendo una a una cada termita y las fue depositando en el interior del tronco. Se llevo a los labios la rama y sopló por uno de sus extremos. Un estremecedor zumbido sonó y las termitas que fueron lanzadas al cielo se combirtieron en estrellas. Así fue creado el primer dijderidu.
Abajo el Madrid más clásico: organillo.
Instrumento que representa al Madrid más castizo el de los gatos y las gatas, los chulapos y chulapas los barquillos y las bervenas populares.
Apenas quedan ya tocadores de organillo y los que hay son ya muy ancianos. Podríamos decir que es un instrumento en peligro de extinción
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