jueves, 19 de agosto de 2010

We feed the world.


Así se titula el documental austriaco que vi ayer, realmente a una se le quitan las ganas de comer después de esto.
Vivimos en una espiral de hambre, pobreza y destrucción medioambiental sostenida por los países del Norte. Este documental nos muestra la verdadera cara de la moneda, sobre la industria de la alimentación. Creo que vivimos en un mundo frenético en el que pocas veces te paras a pensar en el recorrido que hace un tomate desde el invernadero a tu nevera, o que suerte ha vivido el pollo que has comprado en el supermercado. Comemos productos de mentira que crecen en un mundo hipócrita. Vivimos en la era de la globalización donde existe el libre mercado de productos, pero no de personas.
El documental muestra datos escalofriantes sobre la industrialización de los alimentos. Por ejemplo 350.000 héctareas de tierra agrícola sobre todo en Latino-Ámerica (especialmente en la Selva Amazónica) están dedicadas al cultivo de Soja para alimentar al ganado Europeo, mientras que el 25% de la población local pasa hambre. Es paradójico como alimentamos a nuestros cerdos, con soja cultivada en una selva desforestada mientras la población autóctona se muere de hambre .Esto es sólo uno de los ejemplos de la incoherencia de la política alimentaria mundial. Por esta razón afirma Jean Ziegler (relator de la ONU para la alimentación) que cada niño que muere de hambre en el mundo es realmente un asesinato. Pues existe en el globo suficiente cómida para todos, pero no está bien repartida.
Es cierto que antes de ver el documental era consciente del tremendo desajuste y kaos que gobierna en el mundo, pero después de escuchar dátos tan crudos y ver imágenes tan explícitas se te queda el cuerpo en estado de alarma y te invade la típica sensación de odio a todo lo que hoy en día se le califica como desarrollo.
Desarrollados, así se denominan los países del Norte que sin ética ni escrúpulos chupan la sangre y recursos del resto de países a los que denominamos Subdesarrollados. Una vez más este documental hace que me cuestione sobre que es verdaderamente el desarrollo.
En mi opinión el camino que llevamos no es el correcto, las imágenes hablan por sí solas. Ya no sabemos lo que comemos,todo ha perdido su sabor original por culpa de la excesiva industrializacin. Con esto no quiero decir que no sea ventajoso la introducción de maquinaria en el mundo rural, ni que se vuelva en su totalidad a la agricultura tradicional. Ya que las máquinas han liberado en cierta manera al hombre de un trabajo muy esclavo, pero si el desarrollo no es sostenible nada de esto tiene sentido. Es una espiral que nos afecta a todos. El documental nos muestra el precio humano, social y ecólogico que cuesta poder tener en el super hortalizas en cualquier época del año y pollo en bandeja a un módico precio. Mientras tanto los agrícultores áfricanos se ahogan con la superabundancía de productos europeos con bajos precios con los que no pueden competir.
Para finalizar aparece un pátetico y surrealista discurso de uno de los hombres más poderosos del mundo, el Director General de Nestlé, que sin ningún atisbo de vergüenza se atreve a afirmar que el agua debería privatizarse y ser comercializada como el resto de los alimentos diciendo que las Ong´s sostienen una postura extrema, al defender el agua como un derecho público y universal.
Un documental que te remueve la conciencia "Nosotros alimentamos al mundo" y también nosotros causamos ruina y miseria con nuestra industria agroalimentaria.
Tomar conciencia no es díficil, lo realmente duro es actuar, pues todos estamos metidos en el saco del mounstruo capitalista, pero es cierto que en la mano de los consumidores existe la posibilidad de dar un pequeño giro de tuerca a esta locura.
Comprar productos bio, ecológicos o de comercio justo, no malgastar la comida tontamente, aprovechar, reutilizar, son muchas de las acciones que podemos realizar en nuestra vida cotidiana.
Saber lo que compramos, informarnos sobre el orígen de los productos son fórmulas simples y al alcance de todos. Las excusas siempre son las mismas: no tengo ningún super ecológico a mano, o los productos son mucho más caros y la economía no me llega. Pues bien existen otras alternativas como poder plantar un huertecillo para la autogestión de ciertos productos en tú propia casa o boicotear a grandes empresas que se aprobechan del sistema para crear desequilibrio entre Norte y Sur.
Pero muchas veces el consumidor no sabe las triquiñuelas que encierra la industria, el cambio esta al alcance de todos pero las reglas del juego pasan por las altas esferas.

PAU

miércoles, 18 de agosto de 2010

Un tesoro en la nave


Tengo últimamente abandonado el blog, pero desde que me mudé a Barna, me ha sobrado poco tiempo para dedicarme a esto.
Desde que estoy en la Ong, no he parado de hacer cosas que nunca jamas me imaginé que terminaria haciendo como clasificar zapatos o limpiar naves. Es en la nave llena de basura y polvo donde encontramos esta reliquia: cientos de gafas de sol y de culo de vaso, a las que con una buena ducha se les podía dar una gran salida. Una parte de ellas ya están en una tiendecita esperando a ser compradas.
Ahí va una foto del tesoro de la nave.