Iba en el autobús
camino de la universidad, intentando concentrarme en un trabajo que
debía entregar en unas pocas horas , cuando ha sonado mi
móvil. Tras rebuscar unos minutos en el gran manojo desastroso de
cosas que suelo llevar en el bolso he conseguido sacar el teléfono.
Al mirar la pantalla el prefijo 245 (Guinea-Bissau) ya ha activado
una alarma en mi. Pues últimamente cada vez que recibo una
llamada desde ese punto del planeta es para comunicarme alguna triste
noticia
Era Ussumanie, el secretario de la escuela de Cawale. No se anda con rodeos, así son siempre las conversacines telefónicas con Guinea, apresuradas pues nunca hay saldo suficiente y entrecortadas porque nunca hay cobertura. El mensaje llega rotundo y conciso Malam Mané ha muerto. No tengo tiempo ni para articular una sola palabra, mis ojos ya se tornan vidriosos y tengo un nudo apretando mi garganta, el teléfono se corta... piiii piiiiiiiii piii......las lágrimas se precipitan y rompo a llorar, otra vez más un amigo muere allá en ese pedacito de África que ya es un pedacito de mí.
Malam Mané era miembro del comité de sabios de Cawale y director del comité de gestión de la escuela comunitaria. Era una gran figura para el pueblo de Cawale y lo acabó siendo también para nosotros.
Recuerdo el día
que llegamos con nuestras bicicletas a aquella remota aldea, algo
sofocados y sin saber muy bien lo que nos íbamos a encontrar, ni lo
que íbamos a hacer, es decir bastante perdidos. Recuerdo las primeras
asambleas, las primeras grandes acciones colectivas y al recordar
todo este proceso siempre aparece él, de principio a fin,
Malam hizo posible que el proyecto de la escuela fuese una realidad.
Fue un gran lider,
capaz de movilizar y entusiasmar a mujeres, hombres, grandes y
pequeños. Siempre mostró confianza en la gente de su
pueblo, nunca desistió, ni siquiera en los momentos en los que
nosotros nos desinchabamos y perdiamos fuerza ante las adversidades,
ni siquiera en los momentos en los que ellos flaqueaban. Nunca perdió
la confianza en esos tres blancos que un buen día se plantaron
en su aldea. Siempre con su mirada complice, sus
palabras justas, su posición crítica, su trabajo
incesable.
Él fue de
los pocos que desde un primer momento asumió una relación
horizontal, algo que realmente me reconfortaba, pues no soportaba que
me vieran como autoridad. Un estigma que realmente fue difícil
de eliminar pero que entre todos conseguimos. A veces era rotundo,
para mí siempre fue ese feedback de mi trabajo,
necesitaba sus críticas, su visión, su apoyo, su ánimo,
su presencia. Un hombre carismático sin lugar a dudas que se
hizo querer entre todos, Cawale reconoció su mérito
nombrandole director del comité de gestión, así
quisieron organizarse.
Siempre con su discurso sereno y pausado, esforzándose por hacerse entender en un portugues algo oxidado pero orgulloso de tener esa herramienta lingüística que le empoderaba en su liderazgo. Siempre tomando notas, apuntando cada día los pasitos que se iban dando: hoy 600 bloques de adobe, mañana comisión de arena... traduciendo de mandinga a criolo de criolo a mandinga...
Se ha ido...”djto ka
tem” (no se puede hacer nada) como dirían los guineanos.
Hasta siempre Malam
Mané...................“bu sedu ba bom pikadur"
(Has sido
un grande)
PAU