José A. Sánchez Tarifa es doctor en filosofía, criminologo y antropólogo, pero sobre todo es un viajero . El autor narra sus aventuras por el continente africano en su libro " África en el corazón del viajero" Último libro que ha caído en mis manos y que estoy devorando con mucho gusto.Hacía tiempo que un libro no me enganchaba tanto, comencé anoche con él y hoy apenas me quedan un par de capítulos para darle fin.
Tal vez, el autor comparte la misma pasión que yo por el continente y por ello ha conseguido conectar a la perfección con mis emociones, especialmente ahora que me queda apenas un mes para volver a tierras africanas.
Uno de los relatos que leí ayer me impresiono mucho y por eso lo quiero compartir aquí.
"-¿Tú de donde eres?
-Sierra Leona, muy bonito pero ahora hay problemas.
-¿Enfrentamientos?
-Sí un gobierno corrupto que dilapida las riquezas del país , sostenido por gobiernos occidentales, a costa de la miseria de millones de personas y de unos asesinos integrados en las Fuerzas de Defensa Civil que hacen todos los trabajos imaginables. Defienden al gobierno y son los que incumplen la ley (...) Es una gentuza de la peor calaña, no se puede tratar con ellos. Nos hemos tenido que defender de estos criminales y hemos tenido muchos muertos. Mi grupo era especial y estábamos integrados en el Frente Revolucionario Unido. Teníamos confianza en alcanzar la victoria porque había mucho apoyo popular. Al final, el Frente Revolucionario entro en conflictos internos, había demasiados intereses y gente de ideología muy diferente (...) solo nos unía nuestro desprecio al gobierno vigente, ahora el grupo se ha desintegrado y me he quedado en una situación absurda. Sólo sé guerrear, nací en la guerra y es lo único que conozco. Sin grupo, no soy nadie, ya me dirás que futuro me espera. A pesar de las adversidades sobreviviré, estoy acostumbrada a las dificultades y a buscarme la vida.
-Las guerras siempre son malas, hay que evitarlas.
-Eso es fácil decirlo. Los que no habéis vivido una guerra no sabéis lo que sucede en la mente de las personas. Todos los implicados estan dispuestos a matar porque presumen que van a morir. La guerra es un fenómeno social de dimensiones pavorosas. Nunca lo comprenderás. Te aconsejo que te vayas a un lugar en guerra y que stes allí un tiempo. En el fondo es una experiencia muy interesante para conocer bien al ser humano (...) Las guerras son lamentables en un sentido general. Se producen grandes injusticias, pero también grandes justicias. Yo lo único que digo, es que si no has vivido una guerra, tú no sabes quien eres en realidad. Y conocerse a fondo es algo bonito.
-¿Por qué estallan guerras tan violentas en África?
-Es gracioso que eso me lo pregunte un europeo. Respondeme tú por qué ha habido esas guerras tan descomunales en tu continente; esas sí que han sido terriblemente violentas... con millones de muertos y decenas de países implicados, en enfrentamientos con enemigos exteriores e interiores. Los blancos sois los auténticos especialistas en la crueldad humana. Vuestros inventos para el exterminio del enemigo son diabólicos. Eso nunca hubiera surgido de los africanos; nosotros somos nobles y dóciles por eso se nos ha esclavizado durante siglos. Nuestras guerras son de baja intensidad, continuamente se perdonan vidas (...) A la gente le cuesta trabajo eliminar a un capturado. Nuestras guerras son atípicas, demasiado inocentes. (...) El fin occidental ha sido aniquilar al enemigo por cualquier medio, el europeo no sabe ponerse en el lugar del otro, al enemigo se lo considera infrahumano (...) Algunos dirigentes africanos, incluso asesinos, fueron juzgados públicamente y después le conmutaron la pena de muerte, no tanto por ellos, si no por sus familiares, nos ponemos en lugar de las madres, es algo terrible experimentar cómo muere un hijo. Por eso, preferimos perdonar vidas, si es posible, a veces no se puede impedir la muerte de los enemigos, quien ha vivido una guerra sabe lo que digo (...) En la guerra cualquier acto que se comete tiene un gran sentido. Estamos hablando de una situación extrema. (...) El movimiento diplomático en una guerra africana es impresionante; familias mixtas que piden el cese de enfrentamientos, reuniones continuas de linajes enfrentados proponiendo acuerdos, líderes religiosos que públicamente exponen que se están matando a hermanos de creencias, jefes tribales que intercambian a sus propios hijos para neutralizar a los más radicales de su bando... en las guerras hay continua invitación a la paz, pero parece como una locura colectiva que se adueñara de la mente de las personas. En la guerra lo más cruel es el exterminio, en mi grupo los oficiales asesorados por occidentales, consideraban imprescindible la ejecución de aquellos prisioneros que no pudiéramos mantener porque liberarlos es dar fuerza humana al enemigo. Precisamente, los guerrilleros nos opusimos a esas ejecuciones abusrdas, estando dispuestos incluso a compartir nuestra ración diaria de comida con ellos, con tal de que continuaran vivos. Sabemos que tarde o temprano la guerra acabara y cuando esto suceda no podremos devolverles a las madres sus hijos muertos. Otro sector del grupo propuso que en lugar de matarles, cegaramos a los prisioneros, esto se puede juzgar como crueldad, pero es un acto de estrategia militar que nos dignifica. Se trata de neutralizar fuerza militar tratando de causar el menos daño posible. El grupo también se opuso a esta estrategia, considerándola inhumana, por último consideramos la amputación de las manos, para que los capturados no pudieran volver a coger un arma. Y eso fué lo que hicimos.
-¿Pero no deja de ser una barbarie, esas personas se quedan sin manos para siempre?
-No puedes venir tú desde tu confortable posición de profesor, a decirme lo que hay que hacer en una guerra, en la que tu propia vida está pendiente de un hilo. (...) ¿Hubiera sido mejor ejecutarlos a todos? Esto era una posibilidad muy fácil de aplicar para nosotros. Estoy muy orgullosa de lo que hizo mi grupo. Era muy humano y siempre se respetó al enemigo como si en un futuro pudiera ser un aliado. Pregúntale a tu madre qué le gustaría más: verte muerto, sin ojos o sin manos. La gente que no ha vivido una guerra resulta estúpida, habla sin saber lo que dice. Nos están muy agradecidos, saben que les hemos salvado la vida. Recuérdalo para siempre; si quieres comprender una guerra, debes primero hablar el lenguaje de la guerra. Si no lo hablas, no te enterarás de nada. Ni comprenderás ni se te comprenderá. Sólo expresarás disparates. (...)
-¿Y qué piensas hacer ahora?
-Tengo varias posibilidades. Me han hablado de la recolección de cacao en Costa de Marfil o en Senegal con la pesca, o si tengo suerte... puede que me acepte algún bando que esté en guerra. A fin de cuentas, es lo mejor que sé hacer, por no decir lo único, y en el ejército no se vive tan mal. Tienes la comida garantizada y el riesgo no es tanto, si sabes actuar con cautela.
- Pareces joven y sin embargo tienes mucha experiencia de la vida.
-No soy tan joven,tengo ya diecisiete años."
"La guerrillera. África en el corazón del viajero. J.A. Sánchez Tarifa."
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