viernes, 17 de enero de 2014

Soy una tubab, no lo puedo evitar.

paulatounkara
Reserva natural de Dindefelo. (Senegal) 

3 meses ya!!  Que han pasado extrañamente lentos y rápidos a la vez.  Estoy en el ecuador de mi estancia en Senegal. Ya he vivido la mitad de la experiencia y hoy, si pudiera en un abrir y cerrar  de ojos me transportaría por unos días a España, con un solo día me valdría para recargar pilas y continuar.



Voy empezando a necesitar una ducha. Hablo de una ducha de esas en las que abres un grifo y sientes como  el agua te cae a presión por todo el cuerpo a la temperatura que tú decidas y en la que tienes las manos libres y te puedes ahorrar  hacer equilibrios para que los pies no se te llenen de barro.  Mi espalda y cuello agradecerían muchísimo una cama. Una cama con su somier y su colchón de muelles y una almohada, en lugar de una espuma carcomida, sucia y fina como el papel de fumar sobre  unos bambús sujetos con piedras y un burruño de ropa para la cabeza.  Mis talones piden a gritos piedra pómez y estar remojados durante horas en agua tibia, las plantas de mis pies tienen ya un color negro incrustado y mucho callo.  Me gustaría tirarme en un sofá mullidito o en su defecto poder sentarme en algún lugar con respaldo, en vez de andar todo el día de cuclillas.  Poder leer o escribir por las noches sin tener que forzar la vista a la luz de una vela prendida, que parece muy bucólico y romático pero os aseguro que es una mierda bastante incómoda. Por un día me gustaría entender todo lo que oigo y que me entendieran todo  lo que hablo.  Deseo con todas mis fuerzas abrir una nevera, admirar su interior emocionada y tras unos segundos de embobamiento por la variedad, atracarla, comérmelo todo de una sentada, aunque no sé si mi estómago aguantaría tanta innovación y cantidad. Echar la ropa a la lavadora y no preocuparme de sacar agua del pozo y frotar sin ningún resultado, pues aquí la ropa siempre está sucia.  Hacerme un chequeo médico de pies a cabeza y asegurar que todo está en orden y que no tengo habitantes pequeños con nombres raros viviendo  a costa de mí. Pasar desapercibida, ser una desconocida y no conocer a nadie, no sentirme observada, dejar de ser blanca, volverme transparente. Necesito unas cañas con sus respectivas tapas, aunque  estas fuesen un cutre revuelto de frutos secos, del cual, por supuesto no me comería los panchitos.  Desterrar el cacahuete de mi dieta, aunque fuese solo una tregua de 24horas. Necesito también unos litros con los amigos, en un parque cualquiera, tirada en un césped. Dejar de espantar a las pesadas moscas. Barrer sin tener que doblar mi espalda. Volver a sentir el frio, incluso ese que hace que te duelan los huesos.  Ver un día llover y mojarme.  Dejar de estar empapada en una capa de sudor continuo. Olvidarme del  arroz, quizás no en forma de paella. Dormir hasta no poder más, sin gallos ni mezquitas como despertador obligatorio. Ver un plato y querer comérmelo con los ojos.  Un buen fiestón con su correspondiente mañaneo. Agua y luz con un simple movimiento de muñeca. Un conciertazo de esos en los que te quedas afónica. Rodearme de la familia y los amigos. Dejar de desayunar pan duro  y leche en polvo. Ponerme un pantalón  corto si me da la gana. Un baño, con su wc y su cisterna y su rollo de papel higiénico. Poder moverme por la noche sin depender de una linterna. Dejar de ser vegetariana. Conseguir unos minutos de puro silencio y volver a mí concepto de intimidad.
Aunque esto fuese solo por un día. Un día de lujos, vuelta a la comodidad por 24horas, para luego volver a vivir en la pura naturaleza, en la tierra que todo te lo da y todo te lo quita.
Soy una tubab, no lo puedo evitar y por muy feliz y adaptada que aquí me encuentre tengo mis días de morriña. Pero esto sigue! 3 meses más de pura vida por delante y a exprimirlos!

Sé que irrediablemente a la vuelta  lo que echaré de menos será mi parte africana. BESOOS.