Hoy, todos los nadies nos sentimos un poco más perdidos porque se apagó un fueguito; uno de esos que arden con tanta fuerza que alumbran los rincones más oscuros. Una llama que prendía con tanta dignidad que a su paso era capaz de encender otras muchas mechas.
Galenao, te fuiste, pero siempre permanecerás, la llama de tu fuego ardera eterna. Tú eras de esos fuegos locos de los que hablabas, de los que prenden con tantas ganas que si te acercas a ellos, te enciendes.
Gracias por dejarnos tus sabias palabras que son refugio desde el cuál poder mirar la vida con más ganas, más valor y más alegría.
Gracias por escribir cosas tan bellas y tan justas. Por ponerle corazón, que falta nos hace en este mundo patas arriba. Por estar siempre en la trinchera con tu compromiso y tu literatura. Gracias por ser un militante de la vida.
Contigo he aprendido que en los extravíos nos esperan nuevos hallazgos y que es preciso perderse para volver a encontrarse.
Tú le has dado voz a los sin voz. Has retratado esas venas abiertas de tu América Latina, que aún hoy continúan sangrando. Tranquilo, algún día se cerrarán, porque tú también me enseñaste que creer en la utopía es lo que nos hace avanzar.
Tú, caminando a nuestro lado compañero, desbordando feminismo por tu pluma y tu boca. Siempre en la brecha, vocero de los subalternos, decolonizando la historia y las mentes.
Y aunque hoy, los nadies nos acostemos llenos de infinita tristeza y mañana levantemos un poquito más huérfanos, vacíos de tus nuevas palabras, seguiremos soñando porque de eso si que no nos despojan. Tú nos has enseñado que la realidad no se padece así sin mas, si no que se cambia.
Gracias por dejarnos tan imborrable huella. Que la tierra te sea leve.
Galenao, te fuiste, pero siempre permanecerás, la llama de tu fuego ardera eterna. Tú eras de esos fuegos locos de los que hablabas, de los que prenden con tantas ganas que si te acercas a ellos, te enciendes.
Gracias por dejarnos tus sabias palabras que son refugio desde el cuál poder mirar la vida con más ganas, más valor y más alegría.
Gracias por escribir cosas tan bellas y tan justas. Por ponerle corazón, que falta nos hace en este mundo patas arriba. Por estar siempre en la trinchera con tu compromiso y tu literatura. Gracias por ser un militante de la vida.
Contigo he aprendido que en los extravíos nos esperan nuevos hallazgos y que es preciso perderse para volver a encontrarse.
Tú le has dado voz a los sin voz. Has retratado esas venas abiertas de tu América Latina, que aún hoy continúan sangrando. Tranquilo, algún día se cerrarán, porque tú también me enseñaste que creer en la utopía es lo que nos hace avanzar.
Tú, caminando a nuestro lado compañero, desbordando feminismo por tu pluma y tu boca. Siempre en la brecha, vocero de los subalternos, decolonizando la historia y las mentes.
Y aunque hoy, los nadies nos acostemos llenos de infinita tristeza y mañana levantemos un poquito más huérfanos, vacíos de tus nuevas palabras, seguiremos soñando porque de eso si que no nos despojan. Tú nos has enseñado que la realidad no se padece así sin mas, si no que se cambia.
Gracias por dejarnos tan imborrable huella. Que la tierra te sea leve.